Cerró
un año y arrancó otro en una vorágine personal que me resultaba difícil
conectarme con los nuevos discos, y se iban acumulando en pilas desordenadas.
Necesitaba parar la pelota y recuperar el deseo y el goce de la música. Me bajé
de la moto que me hacía escuchar por la obligación de estar al aire, de hacer
nota, de musicalizar dos programas de radio.
Volví
despacio, ordenando los discos por curiosidad, por evocación de sonidos, por
recuerdo de no haberlo escuchado con la atención que merecía, sin tomar en
cuenta si eran los comprados, acercados por prensas o por músicos, comprados o
regalados por amigos, y empiezo a compartir, hoy, cuatro de los trabajos que
vengo disfrutando:
Música
Clásica Argentina Volumen II de la Orquesta Popular de Cámara Los Amigos del
Chango, disco que esperaba cuando empecé a gastar el primer volumen. Once
músicos de alto vuelo que conjugan la exquisitez de arreglos e interpretaciones
sin perder el rumbo ni la esencia. Un trabajo colectivo y minucioso sobre
nuestra música, un repertorio variado que recorre geografías, tiempos y estilos
diversos. Un sonido muy propio que no implica bajo ningún punto de vista una
fórmula precisa de abordaje predecible. Una muestra cabal de cómo puede crear
libre y colectivamente a la vez. (Gracias Julieta Erdozain y Antonella Felici).
Un
bello reencuentro con nuevas canciones me produjo la escucha de Campo Abierto de Carolina Valcarcel. Temas de su autoría, sólidos tanto en lo poético como lo
musical sobre ritmos de la música folclórica nacional y latinoamericana. Con
excelentes arreglos y variedad de instrumentaciones que dialogan con la voz de
Carolina, dulce, fresca y con mucho para decir. Recomendado para todos, pero
especialmente para intérpretes que andan buscando repertorio. (Gracias Ana Torrent)
Me
gustan los discos de guitarristas, tanto los grabados en formaciones complejas
como los simples: solo guitarra o a dúo.
Por eso elegí entre los primeros Tierra sin nombre del dúo conformado con
Claudio Ceccoli en guitarra ( 8 y 16 cuerdas) y Mariano Risso en percusión,
edición con CD y DVD de PAI Records. Con este disco entré en loop: me costó
dejar de escucharlo tanto desde el sillón en solo escucha como de compañero de
actividades. Todas las composiciones del disco son de Ceccoli y lo confirman
con un conocedor profundo del instrumento, capaz de conjugar con maestría el
ritmo, la armonía, la melodía y también los silencios tan poco frecuentados por
instrumentistas virtuosos como es él. La
percusión a cargo de Risso dialoga maravillosamente con la guitarra logrando
una conjunción exquisita. Para los amantes de la guitarra como yo, un disco
indispensable, y para lo que le tienen miedo a un registro de estas
características, una puerta de entrada a nuevas músicas. (Gracias Pintos Gamboa).
Cerrando
el año, me encontré con Eugenia Guy para recibir mi pedido del Catálogo de
Músicas Argentinas. En esa ocasión también intercambiamos discos de esos que
sabemos que el otro va a disfrutar y como somos de la generación del registro
físico en vez de mandarnos enlaces compartimos “cajitas”. Entre los que recibí
empecé escuchando En la estación de El Mayllín, formación de músicos jóvenes
que residen en Córdoba integrada por Juan Aznarez, José Cortez y Nicolás Verón.
Un disco integrado por composiciones propias y otras del cancionero popular
argentino abordado sobre base de voces, dos guitarras y bombo, que prueba
fehacientemente que se puede componer folclore hoy, con un sonido renovado,
fresco, joven, profundo sin recurrir a las fórmulas comerciales que garantizan
solamente ventas y muchas palmas. Bellísimas versiones de Al ver verás de
Spinetta, Sacha Puma de Valles y González y Salsa por la Paz de Jacinto Piedra,
pero mi preferido es Como Plumas con un excelente contrapunto de las guitarras
y las voces.
Cuatro
discos que valen como muestra de mis expectativas para las nuevas temporadas de El Derivario y Música a la
Deriva de este año que va arrancando. Si bien el mundo parece estar cayendo
encima nuestro, la música nos cobija no para esconder la cabeza en los
auriculares como avestruces posmodernos, sino para tomar fuerzas en la
resistencia. Nos encontramos pronto, la foto da cuenta de cuánto tenemos por
delante.
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