15 de febrero de 2012

LUCIO MANTEL EN EL VINILO

Durante el 2011, intenté más de una vez asistir a un concierto de Lucio Mantel, y siempre los imprevistos me dejaban sin poder hacerlo. La escucha atenta de sus discos me hacía notar que me estaba perdiendo algo muy bueno. Al ver que anunciaban el primero del 2012 pensé que era la oportunidad.

Subió al escenario, solito, despojado, a un set en homenaje al Flaco Spinetta que venía preparando hacía unas semanas. No fue golpe bajo. No fue efectista como la mayoría de lo que venimos viendo en esta semana. Tuvo la fuerte carga de emoción y afecto de un músico que ama lo que hace y que expresa su admiración y tristeza de la mejor forma que puede hacerlo: cantando.
Después de una pausa, necesaria para Lucio y para el público volvió con sus canciones. No se puede explicar lo que pasa en ese vivo a través de la teoría de la crítica musical. Como ocurre con muchos músicos que escuchamos en estos tiempos, a los que muchos ubican en una misma corriente simplemente porque están en el grupo de lo que la crítica no puede clasificar, creo que la clave está en lo que solemos denominar en nuestro programa “dejarse llevar”, entregarse a escuchar. Con ese espíritu me senté y salí emocionado profundamente. La voz, la guitarra, los arreglos del cuarteto de cuerdas generan climas que no pasan de largo. Lucio no suena “a”. Tiene color e identidad pero no se repite.  Las imágenes que surgen tanto de la poética como de la composición musical te interpelan en una sucesión de estados de ánimo que son inusuales.
Está para volver a escucharlo, promete estar el 2 de marzo nuevamente en el Vinilo. Si no fuiste nunca, te recomendamos que lo hagas.