A veces arranca Liliana, a veces Patricia. No importa como
empieza, siempre es emoción, siempre se interpela tu piel y todos los sentidos.
Siempre termina con un aplauso caluroso, emocionado, intenso, liberador.
Se trata de mujeres. Mujeres que disfrutan, que sufren, que
arden, que vibran y se conjugan unas en las otras. Mujeres que no se alternan
sino que comparten. Cada gesto, cada palabra, cada suspiro no es solo de una,
es de ambas, de todas. Admiro, disfruto – envidio seguramente – esa comunión de
manifestarse, exponerse y ser una y todas a la vez.
Me siento feliz de ser parte de ese abrazo, de ese ritual
del encuentro, de esas formas desinhibidas de construir el arte. Y me emociono
profundamente, con el corazón que late vigorosamente, al unísono con los otros
corazones, con la piel sensible debajo de la camisa, con los ojos humedecidos
en la oscuridad de la sala.
Luis Garaventa
gracias Luis por esta devolución tan bella que sigue abrazando!!!!
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