Sábado por la noche, segundo sábado del mes, nos dirigimos hacia Bien Bohemio en pleno Boedo, para escuchar en vivo a Hugo Araujo y Jacqueline Sigaut. Dos cantantes de quienes teníamos sus excelentes registros discográficos, con Hugo además la visita en nuestro estudio pero que nos despertaban una enorme curiosidad escucharlos en este formato particular.
Bien Bohemio es un lugar acogedor, cálido, de esos que uno se pregunta cómo es que estaba acá y nunca vine. Hicimos casi lo de siempre: vinito y picada como clave para no hacer ruido de cubiertos, tan detestable en los lugares que se puede comer mientras se escucha música.Llegó el vino, la picada y así como si no pasara nada un par de acordes de guitarra y la voz de Hugo con Afiche y se hizo el silencio. Y así siguió, con un repertorio distinto a “Dialogando con los maestros” y luego comenzó el juego que hacen con Sigaut de “pica” entre ellos, se bromean, se referencian incluyendo a todo el público que “habitué” en muchos casos, toma partido por uno o por otro. Y los nuevos, nos divertimos con las ocurrencias que van surgiendo por la ropa, el peinado o lo que sea. Y alternado este juego: el tango, todavía en la voz de Hugo que conjuga perfectamente la tensión entre el buen fraseo y la exacta afinación que tienen los grandes cantantes de tango.
Segunda parte con Jacqueline Sigaut que arranca en juego de palabras diciendo que va a cantar “Nada” y deslumbra tango a tango. Los temas se suceden uno tras otro y uno desde la mesa transita estados de ánimo diferentes. En este caso, también repertorio distinto de su disco "Desde el recuerdo te vuelvo a ver". Hay en ambos casos, muchísimo más que oficio puesto sobre el escenario.
Más sorpresas en Segundo Tiempo: la presencia de nuevos poetas y compositores: estaban Raimundo Rosales, Roberto Surra, Ernesto Pierro, Mariano Pini . Como invitado de esta noche estaba José Arenas, un poeta uruguayo de 23 años con el que charlaron y además cantaron un temas que llevan letra de José: Hugo cantó Milonga para un Bohemio y Jacqueline primero Perdón y terminó el bloque cantando Una Paloma Porteña con el compositor Marcelo Saraceni, autor de la música. Y cuando uno pensaba que esto iba a terminar, siguieron cantando Alejandro Presta que terminó su set con un Cordón que nos puso la piel de gallina, luego la bellísima voz de Barbara Grabinsky que pasaba a saludar y subió a cantar y el cierre final de Jacqueline y la noche había pasado sin darnos cuenta de tanta intensidad.
Un
párrafo aparte de la noche es Leonardo Andersen, guitarrista extraordinario que
explora, no repite, conjuga con cada uno de los cantantes, bancándose cuatro
voces distintas, dos estrenos, y todo
como con una naturalidad como si hiciera más de 20 años que toca tango aunque
debe tener poco más de 20. Después de escuchar sus fraseos, sus introducciones,
remates, contrapuntos con los cantantes, quiero un disco de tangos del tipo Apellido de Cantante – Andersen: prometo poner mis
ahorros para producirlo.
En Bien Bohemio se
hace tango y se gesta tango todos los segundos sábados de cada mes bajo la
batuta de Jacqueline Sigaut y Hugo Araujo y la amabilidad de Marta Rossi, la
anfitriona de la casa. En un momento, muy emocionado, pensé que si mi viejo viviera, lo llevaba la próxima vez a Bien Bohemio. Estoy convencido que esta vez íbamos a coincidir.
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