5 de junio de 2016

Abrazos de Voz. Patricia Andrade y Liliana Daunes en Circe

Entramos con Lidia a Circe, un lugar en el que uno se siente como en su casa. Y después el ritual de rigor: compartir la mesa, pedir un vino y algo que lo acompañe y esperar el inicio. Esta vez, Patricia Andrade y Liliana Daunes. Canto y poesía. O poesías recitadas y entonadas. Un ritual de la palabra, de la música.
A veces arranca Liliana, a veces Patricia. No importa como empieza, siempre es emoción, siempre se interpela tu piel y todos los sentidos. Siempre termina con un aplauso caluroso, emocionado, intenso, liberador.

Se trata de mujeres. Mujeres que disfrutan, que sufren, que arden, que vibran y se conjugan unas en las otras. Mujeres que no se alternan sino que comparten. Cada gesto, cada palabra, cada suspiro no es solo de una, es de ambas, de todas. Admiro, disfruto – envidio seguramente – esa comunión de manifestarse, exponerse y ser una y todas a la vez.
Me siento feliz de ser parte de ese abrazo, de ese ritual del encuentro, de esas formas desinhibidas de construir el arte. Y me emociono profundamente, con el corazón que late vigorosamente, al unísono con los otros corazones, con la piel sensible debajo de la camisa, con los ojos humedecidos en la oscuridad de la sala.


No entiendo las formas quirúrgicas, supuestamente objetivas, de hacer crítica de espectáculos. Por eso no suelo hacerlas, por carecer de ese oficio en el que no quiero abrevar. Solo agradezco profundamente haberme sentido parte de esta noche.

Luis Garaventa

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